Hacía un tiempo largo que venía escribiendo sin mostrar nada a nadie. Hasta que un día, me animé a mandarle un cuento a un amigo y gracias a su aceptación, comencé a rejuntar todos los cuentos que tenía en cuadernos, computadora y hojas sueltas. Cuando quise acordar, estaba editando un libro. Así que pensándolo bien: venía escribiendo por “La Banquina”.