A las confusiones del tiempo y el espacio ahora se le agregaba la poca visibilidad en el «Centro de Estudios La Dormida». Seguramente para no tener que despedirse uno del

A las confusiones del tiempo y el espacio ahora se le agregaba la poca visibilidad en el «Centro de Estudios La Dormida». Seguramente para no tener que despedirse uno del
—Vení Víbora, tenemos que hablar —dijo Don Quintillo. —¡A la orden mi General! —respondió el Víbora. —Sentate… Y no te hagás el vivo. —Mejor no hablemos de hacerse el vivo,
El Profesor Antognoli se había quedado dormido en la entrevista con el periodista santafesino. El periodista bajó al bufet y le hizo a unos vermuses, advirtió que le faltaba el
El profesor Antognoli recibió la visita en el “Centro de Estudios La Dormida” de un periodista santafecino interesado en el “Teatro de Antognoli”. Antognoli. — El nuestro era un teatro
El Doctor Isea y Calamuchita seguían con entusiasmo el análisis de la identidad, haciendo malabares desde lo particular a lo universal, ida y vuelta. —¡No vayamos muy lejos! —dijo el
A la final Carlito se fue con María para organizar el anhelado “Sindicato de Changarines y Oficios Varios”, el Profesor Antognoli dormitaba una vez más, ahora con algún que otro
El Comisario se retiró y Carlito quedó atragantado de palabras que pensaba decirle sobre el asunto del orden y desorden que él tiene largamente carburado y que el mejor modo
El análisis de los textos que había mandado el Muchacho de Buenos Aires, más las acciones propias del “Centro de Estudios La Dormida” llevaron a un Estar de asamblea permanente
Calamuchita y el Doctor Isea seguían en apasionados cruces de entuertos metafísicos pero ahora casi clandestinos y cuando redondeaban una idea, un parecer, elevaban el tono de voz, y anunciaban:
El “Centro de Estudios La Dormida” no establece día ni horario para sus encuentros, los mismos suceden por eso de que para estos asuntos del pensamiento y la acción hay
Después del reto que le diera Don Quintillo a Dominguez, continuaron con el análisis de los textos que enviara el Muchacho. Calamuchita y el Doctor Isea intercambiaban opiniones, escribían apuntes,
Don Quintillo y el Dr. Isea estuvieron toda la semana pensando en el material que mandó el Muchacho y haciendo comparancias de distinta índole. Fueron los primeros en llegar a
A través del correo llegó al “Centro de Estudios La Dormida” un cuaderno de 100 páginas escrito con buena caligrafía y con textos sobre cuestiones del arte, la política, la